Aitona es un municipio situado en la comarca del Segrià, en la provincia de Lleida, conocido principalmente por su intensa actividad agrícola, especialmente el cultivo de la fruta dulce (peras, melocotones y nectarinas). Su ubicación en la llanura de Lleida, cerca de la confluencia de los ríos Segre y Ebro, le otorga un paisaje característico y fértil. Recientemente, ha ganado fama internacional gracias al espectáculo natural de la floración de sus campos.
Los orígenes de Aitona se remontan posiblemente a la época romana, aunque su desarrollo más significativo se produce durante la época islámica, cuando formaba parte de la Taifa de Lleida. El topónimo podría derivar del árabe o de una antigua villa romana. Fue reconquistada por las tropas cristianas de Ramon Berenguer IV en el siglo XII (hacia 1149). Tras la reconquista, pasó a formar parte de la Baronía de Seròs. Durante la Edad Media, el castillo fue un punto estratégico importante. La historia moderna del municipio está estrechamente ligada a la agricultura de regadío, que ha definido su economía y paisaje.
Esta es la iglesia principal del municipio. El edificio original era de estilo gótico, datado del siglo XV, aunque sufrió graves daños durante la Guerra Civil Española. Fue reconstruida posteriormente, conservando elementos de su estructura original. Está dedicada a Sant Antolí Abat, patrón de la villa.
Situado en la cima de una colina que domina la población y la llanura circundante, se conservan los restos del antiguo castillo de Aitona. Este castillo de origen islámico fue clave durante la reconquista. Actualmente, solo quedan fragmentos de muros y cimientos, pero el lugar ofrece una excelente vista panorámica de la comarca del Segrià.
Esta ermita, situada fuera del núcleo urbano, es un importante centro de devoción local. Es el lugar donde se celebra el encuentro tradicional después de Semana Santa. El edificio actual es de construcción sencilla, pero su valor reside en la tradición y el encuentro popular que se celebra anualmente.
Edificio modernista de principios del siglo XX, que destaca por su arquitectura singular y su ubicación céntrica, siendo un punto de referencia dentro del núcleo urbano.
Aitona se encuentra inmersa en la llanura fértil del Segrià, caracterizada por un paisaje agrícola intensivo. Su entorno natural está definido por los campos de regadío, especialmente los dedicados al cultivo de la fruta dulce. El atractivo natural más destacado es la Floración de Aitona, que tiene lugar entre finales de febrero y principios de marzo. Durante este periodo, los campos de melocotoneros y nectarinas se cubren de flores rosadas y blancas, convirtiéndose en un fenómeno turístico de gran relevancia. Existen diversas rutas señalizadas (a pie y en bicicleta) que permiten recorrer los campos floridos, como la Ruta de la Floración, gestionada por el propio municipio.
Aitona es accesible principalmente por carretera. Se puede llegar desde Lleida (a unos 20 km) a través de la carretera C-45 o por la N-230. También es posible acceder desde la autopista AP-2 (salida Lleida/Fraga) siguiendo las indicaciones hacia el sur del Segrià. El transporte público se basa en líneas de autobús interurbanas que conectan con la capital de provincia.
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