L'Ametlla de Mar, conocida popularmente como "La Cala", es un municipio costero situado en la comarca del Baix Ebre, en la provincia de Tarragona. Destaca por su importante puerto pesquero, su tradición marinera y su costa virgen, salpicada de calas y playas de gran belleza natural, formando parte de las Terres de l'Ebre.
Aunque la zona tiene vestigios de asentamientos íberos y romanos, el origen del núcleo urbano actual de L'Ametlla de Mar es relativamente reciente. Su desarrollo se inició en el siglo XVIII, concretamente a partir de 1764, cuando se establecieron pescadores procedentes mayoritariamente de Vinaròs y Benicarló (País Valencià). Su historia está íntimamente ligada a la pesca y a la defensa costera, como lo demuestran las diversas torres de vigilancia que se conservan a lo largo de su litoral, utilizadas para protegerse de los ataques piratas.
Situado al sur del municipio, es una de las fortificaciones más importantes de la costa. Sus ruinas datan del siglo XIII y fue construido por la Orden de Sant Jordi d'Alfama. Aunque fue destruido y reconstruido varias veces, hoy se pueden visitar los restos de su estructura, que ofrecen una vista privilegiada sobre el mar. Es un punto clave para entender la historia defensiva de la zona.
Esta iglesia, dedicada a Sant Pere (San Pedro), patrón de los pescadores, es el principal templo del núcleo urbano. Fue construida en el siglo XIX (inaugurada en 1878) y presenta un estilo sencillo, típico de las construcciones de la época. Es el centro de la vida religiosa y social del pueblo.
El puerto es el corazón económico y social de L'Ametlla de Mar. Es uno de los puertos pesqueros más activos de Cataluña. Es recomendable asistir a la subasta de pescado en la lonja, que se celebra por la tarde, para observar de cerca la tradición marinera local y la gran variedad de pescado fresco que se desembarca allí.
A lo largo del término municipal se encuentran diversas torres de vigilancia históricas, como la Torre de l'Àliga o la Torre de Sant Pere, que formaban parte del sistema defensivo contra las incursiones marítimas, especialmente durante los siglos XVI y XVII.
L'Ametlla de Mar destaca por su litoral, que combina playas de arena fina con numerosas calas rocosas y aguas cristalinas. La costa es conocida por ser relativamente virgen y poco masificada. El municipio es atravesado por el sendero de gran recorrido GR-92 (Sendero del Mediterráneo), que permite recorrer a pie la práctica totalidad de su costa, conectando calas como Cala Forn, Cala Calafató o Cala Sant Jordi. El entorno natural es típicamente mediterráneo, con bosques de pino blanco y maquia, y ofrece excelentes oportunidades para el buceo y el snorkel.
L'Ametlla de Mar es accesible principalmente por carretera y ferrocarril. Por carretera, se puede llegar mediante la autopista AP-7 (salida 39) o la carretera nacional N-340. Dispone de una estación de tren propia que forma parte de la línea de Rodalies R16 (Barcelona - Tortosa/Ulldecona), facilitando la conexión con Tarragona, Barcelona y las Terres de l'Ebre.
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