Calaf es un municipio situado en el extremo norte de la comarca de la Anoia, aunque histórica y geográficamente es considerado el centro de la Alta Segarra. Esta villa destaca por su larga tradición comercial, su mercado semanal y su casco antiguo que se alza alrededor del cerro del castillo, ofreciendo una vista panorámica de la llanura de la Segarra.
Los orígenes de Calaf se remontan a la época medieval, con las primeras referencias documentales del Castillo de Calaf datadas en el siglo XI, en el contexto de la repoblación cristiana. Su posición estratégica, dominando el camino real entre Barcelona y Lleida, fue crucial. El crecimiento de la villa se consolidó gracias a la concesión de privilegios de mercado en el siglo XIII, convirtiendo a Calaf en un centro comercial y de comunicaciones vital para la Cataluña interior, una función que ha mantenido hasta la actualidad.
Situado en el punto más alto del cerro, el castillo es la cuna de la villa. Aunque actualmente se encuentra en estado de ruina, conserva restos de la muralla y la base de la torre maestra. Su emplazamiento ofrece un excelente mirador sobre el paisaje de la Alta Segarra y la cuenca de la Anoia. Junto al castillo se encuentra la antigua iglesia de Sant Pere, hoy en desuso.
Esta iglesia, de estilo neoclásico, fue construida en el siglo XVIII sobre la antigua iglesia gótica. Destaca por su imponente fachada y su campanario. Es el centro religioso de la villa y se encuentra cerca del núcleo histórico y la Plaça Gran.
La Plaça Gran es el corazón comercial y social de Calaf, donde tradicionalmente se celebra el mercado semanal. El casco antiguo conserva calles estrechas y soportales que atestiguan su historia comercial. Es imprescindible pasear por los alrededores de la plaza para apreciar la arquitectura tradicional de la Segarra.
Situado en las afueras de la villa, este santuario es un lugar de devoción popular. El edificio actual data mayoritariamente del siglo XVIII y es conocido por su tranquilidad y su ubicación en un entorno natural agradable, a menudo punto de partida para pequeñas excursiones.
Calaf se encuentra en una zona de transición paisajística, caracterizada por los campos de secano típicos de la Segarra y los bosques de pino y encina. El entorno es ideal para rutas de senderismo y cicloturismo que exploran los pequeños pueblos y masías de la Alta Segarra. Aunque no hay grandes ríos, el paisaje de colinas suaves y campos de cereales ofrece un marco de tranquilidad y una visión clara de la agricultura tradicional catalana. Una ruta popular es la que conecta Calaf con otros castillos y torres de vigilancia de la zona.
Calaf es un nudo de comunicaciones importante. El acceso principal por carretera es a través del Eix Transversal (C-25), que conecta la villa rápidamente con Manresa, Vic y Girona, y con la autovía A-2. También es accesible por la carretera C-1412a, que la une con Igualada y el resto de la Anoia. Calaf dispone de estación de tren de la línea R12 (Rodalies de Catalunya), que conecta con Lleida y Barcelona.
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