El Far d’Empordà es un pequeño y tranquilo municipio de la comarca del Alt Empordà, situado a pocos kilómetros al nordeste de Figueres. Se caracteriza por su ubicación estratégica sobre un pequeño cerro, que históricamente le otorgó el nombre de "Far" (faro o punto de vigilancia), ofreciendo excelentes vistas panorámicas sobre la llanura ampurdanesa. Su casco antiguo conserva la esencia de un pueblo rural dedicado principalmente a la agricultura.
Las primeras menciones documentales de El Far d’Empordà se remontan al año 982, cuando aparece citado como Faro. Su posición elevada fue clave durante la época medieval, actuando probablemente como punto de vigilancia y defensa dentro del Condado de Empúries. El desarrollo del pueblo se centró alrededor de la iglesia parroquial, que ha sido el centro de la vida social y religiosa a lo largo de los siglos. A pesar de su proximidad a Figueres, ha mantenido su carácter rural y su estructura urbana tradicional.
Esta es la estructura más destacada del municipio. La iglesia de Sant Martí tiene un origen románico, aunque el edificio actual es fruto de diversas reformas posteriores, especialmente de los siglos XVII y XVIII, que le confirieron un aspecto barroco. Destaca su campanario de torre y su ubicación dominante en el punto más alto del núcleo urbano.
El Far d’Empordà conserva un casco antiguo bien definido, con calles estrechas que se adaptan a la topografía del cerro. Desde el punto más alto, donde se encuentra la iglesia, se abre un mirador natural que permite contemplar una amplia panorámica de la llanura del Alt Empordà, con los Pirineos al fondo y, en días claros, la bahía de Roses.
No se ha encontrado información fiable sobre la existencia de restos significativos de la antigua muralla o castillo visitables actualmente, más allá de la integración de posibles elementos defensivos en la estructura de las casas más antiguas del núcleo urbano.
El Far d’Empordà está rodeado por un paisaje típicamente agrícola del Empordà interior, con campos de cereales, olivos y viñedos. El municipio no tiene grandes masas forestales, pero su proximidad a la red de caminos rurales de la comarca lo convierte en un punto de partida o paso para rutas de senderismo y cicloturismo que conectan con los pueblos vecinos como Vilabertran o Vila-sacra. Forma parte de la cuenca hidrográfica del río Fluvià, aunque el río no atraviesa directamente el término municipal.
El Far d’Empordà es muy accesible gracias a su proximidad a Figueres. Se puede llegar fácilmente por carretera desde la N-II o la autopista AP-7 (salida 3, Figueres Nord). Una vez en Figueres, hay que tomar carreteras locales. Aunque no dispone de estación de tren propia, la proximidad a la estación de Figueres (AVE y Rodalies) y a la red de autobuses comarcales facilita la llegada desde cualquier punto de Cataluña.
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