La Febró es un pequeño y tranquilo municipio situado en la comarca del Baix Camp, aunque geográficamente se encuentra plenamente integrado dentro del macizo de las Muntanyes de Prades. Esta localidad destaca por su entorno natural exuberante, su arquitectura tradicional de piedra y su ubicación aislada, ideal para los amantes del senderismo y la desconexión.
Los orígenes de La Febró se remontan a la época medieval, ligados estrechamente a la Baronía de Escornalbou. Tras la conquista cristiana, el territorio fue repoblado y pasó a formar parte de la jurisdicción del monasterio de Sant Miquel de Escornalbou. Su historia ha estado marcada por la vida rural y la agricultura de montaña, manteniendo su estructura urbana prácticamente inalterada a lo largo de los siglos.
Es el edificio más destacado del núcleo urbano. Dedicada a Sant Esteve (San Esteban), la iglesia actual es una construcción sencilla, de estilo popular, que data principalmente del siglo XVIII. Conserva elementos arquitectónicos propios de las iglesias rurales de montaña y es el centro de la vida religiosa del pueblo.
El pueblo de La Febró conserva un núcleo antiguo muy pintoresco, caracterizado por sus calles estrechas y empinadas, y las casas construidas con piedra vista. Pasear por el núcleo permite apreciar la arquitectura tradicional de montaña y la tranquilidad que emana de su estructura urbana.
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La Febró se encuentra en un entorno privilegiado dentro del Parque Natural de las Muntanyes de Prades. El paisaje está dominado por bosques de pinos, encinas y robles, y por formaciones rocosas características de la zona. El entorno es ideal para la práctica del senderismo, con rutas que conectan con otros municipios cercanos como Capafonts o Prades. Destaca la proximidad a zonas de interés geológico y paisajístico, como los simas y las cuevas que se encuentran dispersos por el macizo.
El acceso a La Febró es relativamente aislado, hecho que contribuye a su tranquilidad. Se llega principalmente por la carretera TV-7041, una vía estrecha y sinuosa que conecta con la T-704 (que une Vilaplana y La Riba). Debido a su ubicación remota, es imprescindible el uso de vehículo privado. Los servicios de restauración y alojamiento son limitados, por lo que se recomienda planificar la visita con antelación.
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